«Estemos donde estemos, el toreo es cultura»

La figura de Joselito siempre ha estado marcada por su personalidad, por una rebeldía cuidada y casi chulesca que rehuye todo tipo de protocolos y que le han granjeado la simpatía y el respeto del público. Ha sido uno de los toreros consentidos de Madrid, ha sumado cuatro Puertas Grandes y muchas tardes para el recuerdo como ‘la corrida de los quites’, en la que rivalizó con Ponce, o la goyesca en la que se encerró con seis toros. Y ahora le han concedido la Medalla de Oro a las Bellas Artes como colofón a su carrera.

Pregunta. ¿Qué significa para usted que le hayan concedido la Medalla de Oro a las Bellas Artes?
Respuesta. Yo siempre me he considerado un artista como torero y el reconocimiento es ver que alguien piensa como yo, que soy un artista.
P. ¿La esperaba?
R. Ya creía que no me la iban a dar (risas), pero me la han dado y bienvenida sea.
P. ¿Qué cree que significa esta Medalla para la Fiesta?
R. Está muy bien porque esto es un arte y ya que las conceden a otros artistas, pues a los toreros también.
P. ¿Y como arte que es debe estar en el Ministerio de Cultura?
R. No tengo ni idea de si ese cambio es bueno, malo o regular pero lo que está claro es que estemos donde estemos, el toreo es cultura.

“QUE ME DEJEN TRANQUILO”
P. ¿Qué opina de lo que ha sucedido en Cataluña?
R. Pues la verdad es que no estoy muy al tanto, yo estoy en el campo y como a mí, afortunadamente, ya no me llaman para esas cosas, que decidan otros.
P. ¿Y no cree que usted debería participar?
R. Para nada, a mí que me dejen tranquilito que tengo muchas cosas que sacar adelante.
P. Ahora ha cambiado el capote y la muleta por el sombrero de mayoral y asegura que volver a los toros “no es una opción”, pero sigue afrontando compromisos fuertes, ¿En qué se diferencian los nervios?
R. No tiene nada que ver, te voy a poner un ejemplo: a las doce del mediodía el torero come una tortillita o un caldito, si te entra, y muerto de miedo; el ganadero se va con los amiguetes de risas a comer. Está claro que es una gran responsabilidad pero hacemos todo lo que hemos podido en el campo y en ese momento ya no depende de nosotros.
P. ¿Cómo es el toro que a usted le gustaría criar?
R. Me gustaría hacer un toro fiero, bravo, que humille, con fijeza y recorrido. Es decir, el toro que a mi me hubiera gustado matar.
P. La Cabaña Brava está atravesando un momento muy difícil, ¿Cree que se ha hecho algo mal?
R. No. Criar toros es muy difícil y al final no hay garantías porque la genética es muy caprichosa.
P. Y como ganadero ¿qué opina del Indulto del Cuvillo en Sevilla?
R. A mí no me importaría echárselo a las vacas (risas).

Para la historia
Para este madrileño apodado ‘Lentejita’ en la Escuela Taurina, donde compartió ‘cartel’, habitación y “muchas horas” con el Fundi y el Bote, “el toro lo es todo, primero como torero, y ahora como ganadero”. Pero no se plantea volver. “Aunque no se puede decir de este agua no beberé, no es una opción ahora mismo”, asegura.

“Tengo muy buenos recuerdos de mi etapa en la Escuela”, explica y destaca que lo que le impulsó a ser torero fue ver a Yiyo; “Habíamos entrenado con él y de repente volvió convertido en figura, ahí me di cuenta de que sí podía ser”. Por eso, la mortal cornada fue aún si cabe más dura, “yo toreaba dos días después y no tenía ganas de nada”.

Y después, llegó la alternativa, que es la tarde más emocionante que recuerda “por lo que significaba para mí ver cumplido mi sueño”, comenta. Y de ahí al ‘número uno’, aunque nunca luchó por él, y a su rivalidad con Ponce de la que se tradujo la famosa ‘corrida de los quites’ que ha pasado a la historia del toreo.“Esa tarde disfruté mucho y el público también; Enrique me dijo que había desperdiciado el toro y yo le contesté que había ganado la fiesta”.

Y también rivalizó con José Tomás quien dijo que de pequeño admiraba a Joselito, “hay unas fotos de él acompañándome por la puerta grande, para mí es una maravilla haber sido un espejo para las generaciones venideras”, concluye.